
LA INSEGURIDAD: EL SAPO Y LA OLLA
Tan inéditas han sido las expresiones de violencia en Colima como la respuesta de las autoridades para erradicarlas. Y es que para entender en su justa dimensión esta problemática, tan dolorosa para los colimenses, se tiene que analizar lo que se dejó de hacer en materia de seguridad pública desde hace casi 12 años.
Análogo al experimento del sapo que está en la olla al fuego lento, el anfibio no se dio cuenta de que se estaba cociendo hasta que el agua comenzó a hervir. De esa misma forma, la violencia de alto impacto no se generó de manera espontánea en los últimos dos años, sino que forma parte de un proceso que tiene su causalidad en diversos factores.
A Ignacio Peralta le ha tocado no sólo hacer frente a la recuperación financiera del estado, sino eliminar el rezago en materia de seguridad con acciones que se debieron haber implementado hace cuatro o cinco años, por lo menos, pero que por motivo inexplicables no se hicieron. Esa crasa omisión generó el ambiente propicio para el clima de violencia delincuencial que actualmente padecemos.
De entrada, una de las primeras acciones que se debieron implementar, por lo menos desde el final del sexenio de Silverio Cavazos, fue la contratación de más policías y la renovación de la academia policiaca. Y es que desde Fernando Moreno, Gustavo Vázquez, Silverio Cavazos y Mario Anguiano el número de policías se mantuvo prácticamente inalterable, no así las condiciones demográficas y las tendencias delictivas.
Desde el año pasado, el gobernador anunció un programa que permitirá la contratación paulatina de 500 elementos policiacos más. Con esto se alcanzará a tener el número de policías que exigen organismos internacionales como la ONU. De manera simultánea, el gobierno del estado inició la colocación de 825 cámaras de seguridad pública en 275 puntos fijos del territorio estatal.
Esta medida forma parte de la creación del Centro de Coordinación, Control, Comando, Comunicación, Cómputo e Inteligencia (C5I), infraestructura de inteligencia policiaca que fue una promesa de campaña cumplida y que tuvo una inversión de más de 900 millones de pesos. Es una inversión inédita y que ninguna otra administración había hecho en materia de seguridad pública, particularmente en un área tan importante para la prevención y persecución de los delitos como es la de inteligencia.
En cada punto habrá tres cámaras: dos de perspectiva vertical con 180 grados y una que podrá desplazarse hasta 360 grados horizontalmente. Son tecnología de última generación, con una gran resolución en la imagen, lo que permitirá identificar placas y características visuales para la pronta identificación de los delincuentes.
Ignacio Peralta acierta al invertir y mejorar las condiciones de los cuerpos policiacos. Sin embargo, el problema de la violencia delincuencial, para su resolución total, requiere de reformas estructurales. La solución no está en las manos de una persona, ya sea el presidente de la república o el gobernador. Requerirá de todo el respaldo de la sociedad y las instituciones. Por eso es urgente que en esta contienda electoral se analice, reflexione y se dispongan de las acciones que permitan impulsar estas reformas estructurales.
Más que una amnistía, se necesita fortalecer el estado de derecho e implementar un marco legal que facilite el trabajo de las instituciones que combaten al hampa. La violencia del narcotráfico no va a parar por arte de magia. Se requiere actuar.
Dos puntos
Ayer cumplí años. Un agradecimiento a todos los colegas y amigos que me felicitaron. El cariño y amistad es recíproco. Saludos también a mis lectores, a quienes también guardo un gran aprecio.
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