LECTURAS

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 21/06/2015

A TIEMPO Y AL TIEMPO…

Nunca he pretendido ser oráculo ni agorero de la cosa pública del acontecer político y sus actores, cuando mucho solo busco trasmitir lo que equivocado o no, cada quien lo valora, interpreto del sentir general. Así, sin asumirme infalible, desde hace más de una década he tratado de adelantar posibles escenarios y, con ello, prever las consecuencias antes de que se conviertan en penosas lamentaciones. Lo afirmo porque mucho de lo que hoy se vive en nuestro contexto local aquí mismo lo adelanté, lo hice de buena fe y con toda puntualidad, lo más reciente apenas hará cuatro meses. Ahí están las hemerotecas y mis conocidos, con quienes platico e intercambio opiniones, que no me dejarían mentir.

Del 2003 para acá, a cada gobernante, incluidos algunos alcaldes y otros representantes populares, desde mi modesta óptica y experiencia les he aportado apuntes sobre su desempeño y posibles resultados, pocas veces me he equivocado, nunca me lo han agradecido, ni lo espero, no obstante la mayoría ni lo han considerado y en cambio sí lo han tomado a mal, algunos muy mal, cada quien su nivel. No sé o no quiero entender la condición humana, me resisto a eso de que “el poder cambia a la gente” y de que “hasta el más humilde y sencillo tiende a transformarse en cuanto se ve en él”. No los culpo, casi todos cometen el injustificable error, lo que es su culpa, de rodearse de algunos pusilánimes, de esos conocidos “queda bien”, “come orejas”, los “sí señor”, etc., sujetos que solo ven su beneficio diciendo a todo sí, “si lo dice el señor” aunque esté equivocado, siendo los primeros en indiciar a quienes sugieren lo que ellos no son capaces.

Favorablemente el escenario político local ha cambiado y hoy, aunque no quieran, quienes en los próximos meses irán al relevo deberán abrir su mente, bueno, la mayoría (hay algunas y algunos que ni con esto la salvarán), eliminar sus fobias y prejuicios, tendrán que erradicar maneras y cambiar las formas de hacer política, lo tendrán que hacer aunque no quieran ni les nazca si es que quieren sobrevivir o por lo menos librarla de aquí al término; y, para bien empezar, lo deberán hacer alejándose de lo pernicioso y no me refiero a excesos y gustos personales, cada quien, si no a esos que solo sirven para aislarles de la realidad, para apartarles de la gente, precisamente de quienes les pusieron ahí. Esas y esos son los nefastos, los buenos para nada, las y los lambiscones, los inservibles y desleales los que más daño hacen, los que se esconden atrás para desde la sombra del poder traficar con influencias, apostar parcelas, negociar lo inconfesable y transar con lo indecible “en el nombre del padre” o, ¡De la virgen de Guadalupe!

Esto es tan cierto que quizá por primera vez seamos testigos históricos de que en los cargos de responsabilidad, tanto municipales como del poder estatal, veamos a los mejores individuos, a una verdadera selección de las y los mejores, de gente que realmente venga a trabajar, a entregarse de lleno y con absoluta lealtad al servicio público, al aporte de su talento y capacidad, más que circunscribir su desempeño al favor de algún grupo o camarilla, interés ajeno o influencia externa.

Hoy más que nunca esto debe quedar claro, debe quedar muy claro que la gente lo exigió en las casillas y que las cosas ya deben cambiar, quien no haya leído el mensaje de las urnas, el grito desesperado de la sociedad, el airado reclamo de las y los electores estará condenado y no tendrá salvación ¡No más! No más pago de interesados favores, no más espacios públicos a evidentes perdedores, a esos que la gente con su voto echó y que en los hechos repudió. Ninguna “mente brillante” reciclada, ningún “huele pedos” permutado, ninguna sombra del pasado, ningún esquirol en la marcha, ningún “ave de mal agüero”, ningún zopilote revoloteando, se debe entender que eso fue lo que la gente repudió, lo que el voto fulminó, eso es lo que se debe asumir, es lo único y están a tiempo, si no, al tiempo, pues como dijera Raúl Velazco: “¡Aún hay más!”

RECADITO: Luego no digan que no se los dije, que no se los advertí…