

POR: Pamela de la Vega Tirado
¿Les ha pasado que escuchan que una gasolinera anuncia que venden litros de a litro?
¿O una publicación de un empleo que ofrece “cotizarte con el 100 % en el IMSS”?
Y uno se pregunta: ¿en qué momento lo legal y lo correcto se volvió lo excepcional?
Cuando el cumplimiento de la ley se anuncia como ventaja, lo que se normaliza es precisamente lo contrario: la trampa, el abuso, la deshonestidad.
Es como si la honestidad fuera una promoción temporal, no un estándar básico.
Esto dice mucho de nuestra cultura: que hemos bajado tanto las expectativas, que ahora aplaudimos lo mínimo.
Cumplir debería ser lo normal. Lo extraordinario, lo admirable, tendría que ser hacer más allá de lo obligatorio, no simplemente no fallar.
Quizás el primer paso para cambiarlo es dejar de celebrar lo obvio.
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