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La alimentación, esencial para prevenir, reducir o incluso alejar el cáncer de mama

Administrador Colimapm | Colima | 21/10/2025

*“La prevención inicia no sólo en lo cotidiano, sino en lo que comemos, en cómo vivimos y en la atención que damos a nuestro cuerpo. Cuidarnos es un acto de amor propio y también de amor hacia quienes nos rodean”: Blanca Liliana Díaz

¿Lo que comemos puede influir en el riesgo de desarrollar cáncer o mejorar durante la enfermedad? ¿De qué se alimentan las células cancerígenas?, sobre esta idea se llevó a cabo el conversatorio “Alimentación, metabolismo y cáncer: Un diálogo necesario”, en el auditorio de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Colima, organizado por el Voluntariado Universitario, durante la Semana Universitaria de la Lucha contra el Cáncer de Mama.

Miguel Ángel Olivas y Edith León, compartieron, durante su charla, que la diversidad de tipo de cáncer de mama hace que el panorama de su tratamiento sea complicado, pues no todos se comportan de la misma manera. Esto, dijeron, hace pertinente tener en cuenta dos aspectos: la prevención y el diagnóstico oportuno, pues la enfermedad del cáncer no sólo afecta a la persona que lo padece, sino la vida de una familia entera.

¿Qué papel juega lo que comemos en el comienzo, promoción y progresión del cáncer?, cuestionó Miguel Ángel. “Es algo en lo que debemos profundizar a nivel metabólico, sobre cómo influyen los nutrientes para las células cancerosas y eso nos va a dar respuestas para la prevención y el tratamiento. Lo que sabemos hasta ahora es que la glucosa, el azúcar, las carnes rojas o ultra procesadas juegan un papel importante, porque de ellas se alimenta este tipo de células”.

En condiciones normales, explicó que las células toman la glucosa de la sangre y la transforman en una molécula llamada piruvato; si hay oxígeno, ésta entra a la mitocondria, donde se transforma y genera energía; de lo contrario, generan ácido láctico, músculos. Esta sustancia se genera, por ejemplo, dijo “cuando las personas hacen ejercicio intenso y los músculos no reciben el oxígeno necesario; es lo que genera la sensación de ardor o fatiga en los músculos”.

Pero en las células cancerosas se produce mucho ácido láctico, incluso con oxígeno disponible, creando un ambiente que favorece su crecimiento. Estas células, dijo, “aprenden” a usar el azúcar de forma más rápida y eficiente, lo que les permite multiplicarse y sobrevivir.

Algo importante para entender el cáncer, comentó, es que no es una célula la que está mal, sino el microambiente que la rodea. Imaginemos, dijo, “que es una micro sociedad en donde las células cancerosas usan el ácido láctico para cambiar su entorno y hacerlo más ácido. Esto debilita al sistema inmunológico, pues las células que deberían destruir el cáncer pierden fuerza y número. Además, este ambiente favorece la creación de nuevos vasos sanguíneos, lo que permite que el tumor reciba más nutrientes y se disemine más fácilmente, es decir, facilita la metástasis”.

“Las células son como niños chiquitos, requieren de energía para seguir jugando”

El investigador universitario explicó que las células tienen capacidad de adaptarse y aprenden a alimentarse de otros nutrientes para seguir creciendo. Por ejemplo, dijo que si no encuentran más azúcar se pueden alimentar de grasa o proteínas. A esta habilidad la llaman plasticidad metabólica.

“Entonces, digamos que para seguir jugando requieren azúcar, pero para evitar que lo sigan haciendo se la quitas. Pero dicen, bueno, ya no hay azúcar, pues entonces voy a consumir grasa, y claro, en el caso del cáncer de mama el tejido de la mama tiene mucha grasa, y digamos que las hace sus esclavas para que le entreguen su energía. Ésa es una de las razones por las cuales las mujeres están más propensas a desarrollar esta enfermedad”.

“Si al hacer dieta le quitas la grasa, la glucosa y los ácidos grasos ¿de dónde creen que el cáncer obtiene energía para proliferar? De la glutamina, que es una de tantos aminoácidos presentes en la naturaleza y en diferentes tipos de carne. Lo que hacen las células es que agarran también, a través de los transportadores de aminoácidos, a la glutamina y la transforma”.

Es evidente, dijo, que no se les puede dar una dieta estricta a los pacientes, pues no sólo se trata de una enfermedad, sino que intervienen factores que el paciente ya presenta, como algunas comorbilidades. “Eso apunta justamente a que individualicemos las terapias, y entender el metabolismo de los pacientes para encontrar mejores formas de combatir la enfermedad”.

La importancia de la alimentación

“Ahora que conocemos que las células utilizan la glucosa, las proteínas y las grasas para nutrirse y obtener energía, podríamos decir que los pacientes con cáncer deben evitar consumir ciertos alimentos, pero no es así”, dijo Edith León.

Una de las terapias nutricionales para inhibir o debilitar un poco el metabolismo de la célula cancerosa y evitar su proliferación es la dieta cetogénica, en la que se restringe el consumo de glucosa. “Estudios refieren que esta dieta no sólo tiene un efecto terapéutico, sino que promueve la creación de cuerpos cetónicos dentro del metabolismo, y estos ayudan a activar al sistema inmune”.

La dieta cetogénica es un plan de alimentación que se caracteriza por ser alto en grasas, bajo en carbohidratos y moderado en proteínas. Su objetivo principal es inducir un estado metabólico llamado cetosis, en el cual el cuerpo produce cetonas a partir de las grasas para usarlas como fuente de energía, en lugar de los carbohidratos. Esta dieta se utiliza no solo para bajar de peso, sino también de forma terapéutica en enfermedades como la epilepsia refractaria y se está investigando su potencial en tratamientos para el cáncer.

Otras dietas que se han explorado -comentó- son el ayuno o restricción calórica, en la que “ayunar unas horas o días antes y después de la quimioterapia puede reducir los efectos tóxicos del tratamiento y proteger los músculos y al sistema inmunológico. Esto es importante porque muchos pacientes no mueren por el cáncer directamente, sino por los efectos de la quimioterapia en personas debilitadas”.

Otras más buscan delimitar ciertos nutrientes para debilitar las células cancerosas mientras se protege al cuerpo, además del consumo de suplementos y compuestos naturales como resveratrol, omega 3, vitamina D y probióticos, que pueden ayudar a fortalecer el sistema inmune y mejorar la respuesta al tratamiento.

Sin embargo, advirtió que no se puede extrapolar a todos los tipos de cáncer. “Sería muy bonito decir: ‘hay que aplicar dieta cetogénica y ya con eso le quitamos la comida al cáncer’. La verdad es que, aunque se ven efectos con un potencial benéfico, todavía no podemos extrapolarlo, porque se ha visto que en los cánceres que son dependientes de interleucina 6, al contrario, tienen efectos negativos”.

Para la nutrióloga, es importante conocer el contexto de los pacientes, pues “no siempre se cuenta con el acceso a las herramientas para conocer la totalidad del cáncer que está presentando. Muchas veces llega el paciente con un diagnóstico de cáncer, pero no sabemos de qué subtipo. A veces el sector salud no cuenta con la forma de hacer el estudio y pagar un estudio para saber qué tipo de cáncer tiene una persona, es muy costoso”.

En la práctica diaria, dijo, “estoy utilizando abordajes nutricionales que van encaminados a una dieta moderada, una dieta saludable, ¿por qué?, porque no tengo la certeza de que a mi paciente le va a servir la dieta cetogénica; entonces, no me puedo arriesgar a jugar con la vida de mi paciente”.

El metabolismo es el lenguaje silencioso de la célula

El cáncer de mama, dijo, tiene raíces metabólicas y conductuales, por lo que no existe una dieta mágica para todos; sin embargo, alimentarse bien puede ayudar a prevenir, acompañar el diagnóstico, modular y también acompañar a la enfermedad”.

Es importante -dijo- tener en cuenta que los hábitos alimenticios no curan, pero que dentro del acompañamiento médico se debe considerar el metabolismo y la nutrición como parte del abordaje integral en pacientes con cáncer de mama. “Recordemos que alimentarnos con propósito es amarnos y cuidarnos”.

“Cuidarnos en un acto de amor propio”: Banca Liliana

Este conversatorio, dijo Blanca Liliana Díaz, presidenta del voluntariado, forma parte de las acciones que tienen como objetivo “concientizar, visibilizar y sobre todo abonar a la prevención en un tema tan relevante como es el cáncer de mama”.

Estas charlas, comentó, no sólo tienen el objetivo de que los estudiantes conozcan del tema, sino que lo lleven más allá de nuestra institución, a sus familias, a su entorno, “para estar todos y todas mejor preparados ante esta adversidad. Hablar del cáncer no es fácil, pero sí necesario. La prevención inicia no sólo en lo cotidiano, sino en lo que comemos, en cómo vivimos y en la atención que damos a nuestro cuerpo. Cuidarnos es un acto de amor propio y también de amor hacia quienes nos rodean”.

Entre los invitados especiales estuvieron integrantes de Voluntariado de la UdeC; Adriana Isabel Andrade, presidenta de la Asociación Colimense de Universitarias; Jaime Alejandro Novela Castañeda, presidente de la Federación de Estudiantes Colimenses; Carolina Venegas Ochoa, presidenta de la Federación de Egresados de la Universidad de Colima, y el representante de las jubiladas y jubilados de la Universidad de Colima, así como directores de facultades.

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