MARTÍN ES LA PEOR NOTICIA PARA EL CLUB MEINERS
El cambio en la dirigencia del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (STSGE) de Colima, propone un panorama interesante para los empleados sindicalizados del gobierno estatal, quienes en los pocos meses de la administración de Nacho Peralta han tenido que lidiar con funcionarios muy ajenos y alejados de la realidad social que vive diariamente la fuerza laboral mexicana, e incluso han tenido que presionar con amenazas de huelga ¬¬–como la de finales de mayo pasado–, a propósito de la “cómoda” tardanza que llevaba el tema del corrimiento escalafonario de más de 200 de sus agremiados.
La base de trabajadores del gobierno estatal deberá elegir entre dos planillas, “Unidad Sindical”, liderada por Martín Flores Castañeda, y “Unidad y Cambio”, cuya figura se centra en Ana Cristina Navarro Castro, y aunque ambos representantes conviven en el mismo contexto, aportan características distintas para la base trabajadora.
En tiempos donde los economistas del tercer mundo mexicano (muchos de ellos educados en países de primer mundo) ven como un enorme e injustificado costo tener que mantener activas las uniones sindicales, resulta imperativo para el STSGE que sepan elegir la figura que resulte garante de experiencia y con un recorrido importante para desafiar el difícil sexenio que se avecina para los trabajadores del gobierno.
Para su fortuna –pasadas las quebrantadas promesas electorales de un Nacho Peralta que, declaró, respetará la autonomía sindical–, los agremiados del STSGE se han dado cuenta de que solamente una base de verdadera unidad, y un colmillo triplemente retorcido como el de Martín Flores, podría auxiliarlos cuando las negociaciones por más canonjías se compliquen ante los funcionarios del gabinete peraltista, tan acostumbrados a manejar empresas, mas no gobiernos.
Una figura como la de Flores Castañeada resultó sorpresiva, aunque desafiante, pues las relaciones entre el sindicato y los secretarios de Nacho se dan desde perspectivas abismalmente distintas; el Secretario de Administración y Gestión Pública, Kristian Meiners –con quien tuvieron que reunirse para apurarlo en el tema del corrimiento escalafonario–, es egresado de la Universidad Panamericana, mientras que el titular de Finanzas y Planeación es egresado de la UAG, con maestría en el Tec de Monterrey. El problema para el STSGE no es que sus negociantes sean hombres curtidos en buenas y caras escuelas, sino que en las universidades de “elite y alcurnia” no enseñan precisamente a preponderar los intereses de los trabajadores, sino a evitar que la nómina le genere pérdidas al patrón.
Ante la premura de la elección, que será en su Congreso Estatal del 15 de julio, los trabajadores del STSGE también verán cómo cierto sector apegado a la administración peraltista tratará de satanizar la figura de Martín Flores por haber estado ligada a regímenes anteriores, lo que se ha convertido en un pecado máximo en la actualidad del mundillo político colimense.
Pese a todo, decidir lo mejor para sus conveniencias pudiera resultar incluso fácil para los trabajadores sindicalizados, y ellos parecieran tenerlo claro: nada más deben imaginar qué lugar ocuparían en la pirámide socio-económica que enseñan en las universidades de “Guadalajara-York”, de donde egresó el club Meiners del gabinete.
Pase de salida…
Los Foros Ciudadanos para enriquecer la estructuración del Plan Estatal de Desarrollo 2016-2021 fueron un fracaso en toda la extensión de la palabra. Mal promocionados en todos los niveles comunicacionales que se puedan pensar, fue común ver fotografías y videos en redes sociales de sesiones donde estaban presentes los invitados de siempre y muchas, muchas, sillas vacías. Salvo los eventos donde estuvo el Gobernador –que se cuentan con los dedos de una mano–, y con el acarreo de ley, la sociedad civil pasó de participar en dichos foros, sin interesarse en lo mínimo por el PED.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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