BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 10/03/2016

EL LENGUAJE DE GÉNERO, ¿CONDENADO AL FRACASO?

Apropósito del lenguaje con perspectiva de género, en su libro La seducción de las palabras, Alex Grijelmo reflexiona sobre las asimetrías del lenguaje que soslayan a la mujer y la dejan preterida de la realidad. Argumenta, de manera sólida, que existen millones de frases ancladas en el sexismo masculino, las cuales contribuyen a cimentar subliminalmente un papel inferior de las mujeres en la sociedad.

Sin embargo, el editor de El País deja claro que este “uso perverso del genérico masculino” no puede ser utilizado como un argumento para condenar la gramática, como se empecinan los grupos feministas. Grijelmo asegura que así como las palabras cambian en su significado y la visualización que tenemos de ellas sin afectar su morfología, de esa misma forma sucederá con los genéricos masculinos (pluma por estilográfica, correo por correo electrónico)

“Si leemos la frase Seis policías detuvieron a los atracadores tal vez imaginemos inconscientemente a seis policías varones, por más que ni la palabra seis ni la voz policías tengan un elemento propio del género masculino (antes al contrario: policía muestra la terminación propia del femenino)”. Y esto se debe porque las fuerzas policiacas, mayoritariamente, están conformadas por hombres. Sin embargo, Grijelmo matiza que si escuchamos que hay huelga de profesores, seguramente pensaremos que se trata tanto de hombres como mujeres.

En el lenguaje y el lugar de la mujer, la escritora norteamericana Robin Lakoff señala que los argumentos esgrimidos por el feminismo confunden la causa con el efecto. “Raramente ocurre que cierta forma de conducta sea el resultado de haber recibido un determinado nombre, sino que más bien son los nombres los que se dan basándose en una conducta previamente observada”.

Paradójicamente, el lenguaje con una perspectiva de género --instrumentado desde el feminismo- sólo agudiza más el contraste y la asimetría del rol de la mujer en la sociedad. Así –refiere Grijelmo citando a Catalá Gonzálvez y García Pascual--, expresiones como “mujeres guerreras” y “mujeres pintoras” (Dos mujeres pintoras ganan el concurso) discriminan a la mujer por el lado de la doble presencia, puesto que en el caso de que fueran varones no se acudiría a esta fórmula (Dos hombres pintores ganaron…).

Alex Grijelmo explica que muchas feministas llevan su justa lucha al terreno del lenguaje, pero despreciando la historia de las palabras y las estructuras de la lengua común. “Podemos ver un ejemplo claro de este desdén lingüístico en su empeño por emplear la expresión violencia de género”, en lugar de utilizar “fórmulas más descriptivas como violencia machista o violencia sexista, o violencia de los hombres”.

Refiere, además, que su “ingeniería gramatical (la gramática no dice cómo se debe hablar sino cómo se habla) está condenada al fracaso. Nadie dirá nunca: Los compañeros y compañeras de nuestro partido que estén disgustados y disgustadas con los dirigentes y las dirigentes elegidos y elegidas en el último congreso, pueden quedar inscritos e inscritas en el registro de las intervenciones de esta tarde”.

Y no sólo eso, afirma Alex Grijelmo, tales propuestas “también están condenadas a llevar a la frustración a quienes de buena fe se incorporen a su admirable propósito”.

Dos puntos

Suscribo.