El porro panista @rayadoglezsal incitó al odio contra @EPN en Colima

LUIS FERNANDO MORENO MAYORAL | Opinión | 22/05/2012

Los panistas en Colima, el sábado que estuvo el candidato priísta Enrique Peña Nieto en la entidad, acataron al pie de la letra las órdenes de Josefina Vázquez Mota: tomaron las calles para manifestar odio y rencor en contra del abanderado tricolor; provocaron cual porros a los que pacíficamente acudieron al mitin y, cuando recibieron respuesta, se tiraron al suelo, se revolcaron, se tomaron fotos con muecas de dolor y subieron a las redes sociales las supuestas evidencias de una represión que sólo existió en su imaginación.

Raymundo González Saldaña, dirigente del CDE del PAN en Colima, invitó a través de su Facebook a sus seguidores a sumarse a la denominada Marcha anti EPN. Y, a partir de ese momento, la manifestación se pervirtió sobremanera: una marcha que debía ser ciudadana comenzó a tomar tintes partidistas.

Paulina Altamirano, quien organizó la manifestación, es la coordinadora de prensa de Jorge Luis Preciado Rodríguez, candidato panista en la primera fórmula al Senado de la República; ella desde un inicio dijo que el acto era meramente ciudadano pero, pretendiendo engañar a la sociedad, recibió consignas para armar un zafarrancho, no importante que, como sucedió, se haya lastimado a señoras y ancianos que de buena fe aceptaron ir de manera pacífica a protestar contra quien consideran el diablo mismo.

Y, de nueva cuenta, el panismo colimense se apoderó de una manifestación que, insisto, debía ser ciudadana. Ahí estuvieron, en la línea de fuego, gritando, insultando, provocando, la diputada local y candidata a un escaño, por la vía plurinominal, al Senado de la República Patricia Lugo Barriga; la ex regidora del ayuntamiento de Colima, Margarita Padilla Camberos; el líder estatal de los jóvenes, Mauricio Elizarrarás. Todos ellos, pues, panistas, no ciudadanos; todos ellos exhibiendo odio, rencor, resentimiento, rabia; todos ellos insultando la inteligencia de los ciudadanos que, repito, de buena fe asistieron a la marcha con el fin de expresarse libremente.

Raymundo González, por cierto, tiene un historial delictivo. En el 2002 se lió a golpes con el entonces síndico Marco Antonio García Toro; acudió a su oficina en el ayuntamiento capitalino y, aprovechándose de la edad del señor, con saña lo golpeó una y otra y otra vez hasta que la sangre salió del cuerpo del agredido. García Toro, como era de esperar, acudió al Ministerio Público a denunciar el acto delictivo del entonces presidente municipal interino.

Resultado: el Congreso del Estado sesionó para desaforarlo y obligarlo a que enfrentara la justicia. ¿Qué creen que pasó? Raymundo González Saldaña huyó, cual vil cobarde, de la entidad; ni siquiera tuvo los pantalones de estar en la sesión para defenderse ni, mucho menos, quedarse a enfrentar la justicia por sus reprobables actos. Se decía perseguido político, típico de revoltosos que primero cometen delitos y luego, cuando los van a castigar, se victimizan.

Día después apareció en el ya desaparecido noticiero de CNI Canal 40 para denunciar los supuestos atropellos en su contra y la inexistente persecución política; de fondo estaba un jardín de un hotel lujoso con vista al mar. ¿Perseguido? Claro que no. El señor se fue de Colima para no enfrentar, como hombrecito, la justicia; se dijo perseguido político y, al final, resultó que estaba de vacaciones. Y tan no era perseguido político que después de su año sabático regresó a Colima para incorporarse en un cargo en el PAN. Hoy es, al mismo tiempo, dirigente estatal de Acción Nacional y diputado local. Pero el historial de porro, golpeador y agitador social nadie se lo quita; por es no es de extrañarse su incitación al odio a sus seguidores para que, como finalmente sucedió, la Marcha Anti EPNterminara en un zafarrancho.

CONTINÚA…